La “izquierda” ya no sabe qué es un Estado

No pensaba escribir más sobre España porque lo esencial ya está dicho, y no por mí; pero acabo de encontrar una entrevista a Pablo Iglesias –el líder de la “neo-izquierda”- que ayuda a aclarar todavía más lo que está pasando. Y es que a todos los aspectos de la confusión ideológica que ahora reina en Europa, se agrega uno más: La izquierda ya no sabe qué es un Estado.

Análisis más detallados que el mío podrán mostrar que ciertas izquierdas nunca supieron de qué hablaban cuando se referían a uno u otro Estado, ya sea que pretendiesen “destruirlo” o reemplazarlo por alguna forma de dictadura o quizás (cuando convenía por debilidad) interferirlo para “hacer fuerza”.

Pero lo que salta a la vista en estas declaraciones de Iglesias no sólo es que utiliza una referencia falsa (alegando que en el Reino Unido existe un Estado plurinacional”) sino que, incluso si eso fuera cierto, el resto del argumento resulta risible por carecer de una idea válida del Estado Nación.

Dice Iglesias: “Dar una expresión jurídica a la plurinacionalidad del Estado. No es una cosa tan extraña. Ocurre en otros países de nuestro ámbito, como Reino Unido, que es un Estado plurinacional en el que paradójicamente hay menos elementos que de alguna manera construyen esa plurinacionalidad. En España hay esa pluralidad lingüística que no existe allí con la misma intensidad. Y hasta los estamos viendo jugar la Eurocopa con equipos diferentes. A selecciones que forman parte del mismo Estado. Qué mayor expresión puede haber de la nación que eso.” (1)

Primero Iglesias no tiene razón al hablar del Reino Unido como un Estado “plurinacional” – de ninguna manera. En particular porque el Reino Unido es eso, un Reino, bajo la Corona Británica. I en ese sentido es un Estado único e indivisible bajo la Corona. Lo que en el Reino Unido se llaman “naciones” son en verdad reinos o partes de reinos que fueron históricamente entrando bajo el poder de la Corona, y no son “naciones” que se reconozcan como tales. (Iglesias se equivoca también en cuanto a la intensidad de la diferencia lingüística porque el gaélico SI es substancialmente diferente del inglés, como no lo son ni el catalán ni el gallego; y con un grado de “diferencia” de raíces eso sí –valga la comparación–similar a la que existe entre el español y el vasco). Lo que existe en el Reino Unido son “devoluciones” de poder administrativo, que son en verdad extremadamente similares a las autonomías de España. Sin que ninguna de esas autonomías regionales haya implicado una disminución de la soberanía de la Corona (es decir, de la unidad del Estado).

Es imposible comprender por qué Iglesias pone como ejemplo el Reino Unido, cuando allí el poder soberano de la Corona no ha estado en discusión ni siquiera durante los debates del referéndum escocés. Y no se entiende porque el partido de Iglesias efectivamente es Republicano y Federalista. En ese sentido más apropiado sería un ejemplo de Federación de Estados, y no uno de Monarquía Parlamentaria.

Luego dice Iglesias que “paradójicamente¨ hay menos elementos en el Reino Unido para construir la plurinacionalidad, mientras que en España él apela a la “pluralidad” lingüística para demandar no se sabe bien qué tipo de federalismo para España.

Con eso primero revela que no entiende que un Estado unitario (moderno, democrático y parlamentario) bien puede ser una articulación de reinos, regiones, países o pueblos subordinados a una Corona, a una ley a unas instituciones políticas comunes, incluso si tienen historias diferentes. ¡La pluralidad o unidad lingüísticas no tienen absolutamente nada que ver con la unidad del Estado!

¿No es Iglesias “Europeísta” (al menos algunos días de la semana)? ¿No puede ver el surgimiento del meta-estado europeo (que es cuasi-federal) justamente por encima de una gran variedad de historia, lengua, etnia e incluso tradiciones jurídicas y diferencias económicas y geográficas? ¿No puede ver cuán absolutamente antieuropeo es reclamar un federalismo sobre la base de las lenguas?

Al poner por delante la motivación lingüística Iglesias sigue haciendo de soporte de los nacionalismos centrífugos y xenófobos, y precisamente logra así revelar su políticamente esencialmente contraria a la idea del Estado Nación (¡una idea básica de la historia de Europa!)

Escoge mal su ejemplo al referirse al Reino Unido, pero lo hace porque quiere alegar –infantilmente–que puede haber varias selecciones de fútbol dentro de un mismo Estado y luego remata su error al agregar: “Qué mayor expresión puede haber de la nación que eso”. Así, para Iglesias al parecer la máxima expresión nacional es el fútbol. ¿Para qué preocuparse entonces de cosas tan difíciles como la hacienda pública, la Constitución, las leyes, las instituciones, la Corona, o las fuerzas armadas?

Es terrible comprobar que, si éste es el “líder” de la neo-izquierda, y lo es probablemente porque todas las otras izquierdas están de baja, ya nadie sabe en la izquierda entonces ni qué es un Estado, ni un reino, ni una nación ni una lengua. Porque España no es un Estado unitario por tener una sola lengua, ni tampoco una nación porque no haya diferencias regionales (que las hay), ni tampoco porque tenga una sola selección de fútbol, por cierto.

Tales simplificaciones y falsas comparativas ignoran la idea central del Estado Nación, que es la base de la política europea moderna. Ya que el Estado nación surge precisamente por encima y sin necesariamente menguar las particularidades regionales o lingüísticas. Por lo menos se puede decir que la uniformización de lo regional y lo lingüístico no son características esenciales de la unidad del Estado Nación. En cambio, la hegemonía monárquica o republicana o monárquico-parlamentaria, pero hegemonía sí, central, legal, estatutaria y militar, esas sí que son esenciales para la unidad del Estado Nación.

Una propuesta federativa, como la que parece avanzar Iglesias no puede basarse en distingos lingüísticos ni siquiera “históricos” (y espero que no se plantee diferencias étnicas o genéticas a estas alturas como sí han hecho los nacionalistas catalanes).

Es más, una unidad federativa tendría como precursor una separación de unidades políticas, o regiones o países, que luego se federan. Y no resulta concebible una federación de lo que no se ha separado. Con falsa astucia se quiere ignorar en este aspecto que una “separación” en verdad implicaría la desaparición de España como un Reino Unitario, ya que tanto allí como en el Reino Unido la Corona representa y no sólo simboliza la unidad del Estado.

Y a eso habría que agregar que si la Unión Europea no simpatiza con independentistas y nacionalistas no es por razones morales o de estética –no obstante que la debacle de Catalunya ha dado suficientes motivos en esos planos—sino simplemente porque la UE es una unión de Estados y no de países, o etnias o lenguas o reinos.

En términos de teoría política se podría decir que, así como los partidos median entre las personas y las instituciones de Gobierno, éstas median entre los partidos y los Estados. Esta cadena de mediaciones “traduce” por decir así, las opiniones y sentimientos políticos de las personas en programas de gobierno, y traduce los programas de gobierno a través de la mediación de las estructuras legales e institucionales de los Estados. La Unión Europea, en ese sentido, sólo mira al Estado Español como único posible interlocutor; sí, ese estado del que Felipe VI es el Rey. Y sólo puede considerar los acuerdos que existen entre ella y el Estado Español, so pena de negar todos sus fundamentos como ente político super-estatal.

Y sólo dentro de una total incomprensión mezclada con oportunismo político (del estilo de “cuanto peor mejor”) puede pensarse que toda política es igual a política de partido, y que un estado resulta de pactos entre partidos o individuos que se reparten el poder a su albedrío, o que se puede jugar con las palabras sobre “referendos pactados”, “estados plurinacionales” y así sin parar para conseguir algunos votos.

Ya nadie sabe en la Izquierda qué es un Estado y no debe extrañarle a nadie, que, así como los nacionalistas catalanes chocaron violentamente con una Realidad política que deseaban desconocer, la izquierda por enésima vez lleve a sus electores a una pesadilla. Al menos estamos seguros de que no podrán “destruir” algo que no pueden definir.

  1. http://www.elmundo.es/espana/2016/06/21/5768538fca4741440a8b4578.html